Limpieza de los Carriles de deslizamiento de las Puertas correderas: así se hace
Las puertas correderas se deslizan maravillosamente, hacen un suave "clic" y son fáciles de manejar. Estas son algunas de las muchas razones por las que las puertas correderas son tan populares, ya sea como separadores de espacios, para aprovechar nichos o como acceso al exterior.
Sin embargo, el suave deslizamiento y el silencioso chasquido se interrumpen a veces bruscamente: Por chirridos, crujidos y frenazos. Esto no sólo suena desagradable, sino que además hay que hacer fuerza para mover la puerta. Sin embargo, si se ha llegado a esta situación, no significa que la Puerta corredera esté rota. A menudo, simplemente es necesaria una limpieza urgente y a fondo. Arena, piedras, briznas de hierba y otros residuos suelen acumularse en el Carril de deslizamiento, especialmente en las Puertas correderas que dan al exterior. Pero el polvo, la humedad y la grasa también pueden contaminar los rieles en el interior.
Limpiar correctamente las guías de las puertas correderas
Lea aquí cómo limpiar las guías de sus puertas correderas de forma fácil y eficaz:
La suciedad muy gruesa, como hojas, piedras, hierba o terrones secos, es mejor eliminarla a mano. A continuación, utilice una escoba o, preferiblemente, una aspiradora con el accesorio especial para esquinas y grietas. Toda la suciedad suelta, como arena o polvo, debería haber desaparecido.
Utilice un paño de microfibra y agua jabonosa para la suciedad pegajosa y grasienta o el polvo que se haya "apelmazado" en las esquinas. También puedes utilizar un cepillo de dientes viejo o un bastoncillo de algodón para eliminar la suciedad que se haya incrustado por completo en las esquinas o ranuras. Importante: limpie siempre ambos lados de la puerta (interior y exterior) y no olvide mover la Puerta corredera para llegar a la parte "ocupada" del Carril.
Las capas de suciedad especialmente persistentes o pegajosas a las que no afecta el agua jabonosa pueden eliminarse con un remedio casero de eficacia probada: Solución de bicarbonato y vinagre. Espolvoree las zonas de suciedad persistente con bicarbonato de sodio y, a continuación, rocíe con vinagre blanco o solución de vinagre. Cuando haya burbujeado, la suciedad se habrá disuelto y podrás retirarla con un paño de microfibra o un paño de cocina viejo. A continuación, sécalo todo con papel de cocina y no olvides las esquinas y ranuras ocultas.
Si te pones manos a la obra cada semana con una escoba o aspiradora y realizas una limpieza en húmedo cada dos o tres meses, tu Puerta corredera debería deslizarse siempre con suavidad y el Carril de deslizamiento debería tener siempre buen aspecto.